martes, 28 de abril de 2015

Capítulo 1 (T2)

Allí estaba yo, pensando y dándole vueltas en que narices estaba haciendo. Me adentre tanto en mis pensamientos que no me di cuenta de que me estaban hablando.

-Señorita, perdone... ¡Señorita! -me dijo la facturadora de maletas que andaba ya algo molesta porque estaba formando tapón.
-Ay sí, lo siento... -me acerqué y subí mi maleta a la bascula. Pesaba justo el peso permitido.
-¿Alguna bolsa o maleta de mano? -me preguntó.
-Si la guitarra cuenta... -dije algo dudosa y temiendo que no me dejaran subirla al avión.
-Si, no hay problema puedes subirla.

La chica me devolvió mi pasaporte y mi billete de avión y me dijo por donde tenía que pasar. El aeropuerto era bastante grande y yo era algo perdida pero al final conseguí encontrar la puerta de embarque de mi avión.

Entregué mi billete y mi pasaporte de nuevo a la azafata que había allí en la puerta.

-Todo correcto. Que tenga un buen viaje. -me dijo la chica con la más amable de sus sonrisas.
-Gracias.

Subí al avión y no había casi apenas nadie en el todavía. Busqué mi asiento tranquilamente y gracias adiós mi asiento daba justo en la ventanilla. Coloqué mi equipaje de mano en los armarios de arriba y me senté en mi asiento y me puse cómoda.

Como aún quedaban un par de minutos para despegar y quedaba aún mucha gente por entrar cogí mi móvil y le mandé un whatsapp a Magí para informarle de que ya estaba en el avión, y otro a mis padres para informarles de lo mismo y que estuvieran tranquilos.

Os estaréis preguntando porqué narices le estaba mandando un whatsapp a Magí y que pintaba él en todo esto... Pues el caso es que Magí ahora es también mi mánager, y me ha conseguido un contrato con una de las mejores discográficas del mundo que se encuentra en Londres. Al ofrecerme Magí esta oferta y sabiendo que tenía una oferta en Oxford para estudiar no pude rechazarlo así que la acepté. Y allí estaba, subida en un avión con dirección a Londres...

Como todo esto había sido tan precipitado y yo ni si quiera había buscado residencia ni piso ni nada en Londres, Magí se ocupó de todo. Y si os soy sincera estaba un poquito acojonada de lo que me pudiera encontrar al llegar allí...

Sin darme cuenta el avión había cerrado ya las puertas y estaba haciendo ya las maniobras en pista para prepararse para el despegue. Por lo visto no iba a tener a nadie sentado en el asiento de al lado y eso me dejaba tranquila, así podría dormir algo durante el viaje tranquilamente.

El avión despego y las azafatas pasaron con sus típicos carritos repartiendo bebida y almohadas para quien quisera. Cuando llegó a mi asiento pedí una almohada. Me acomodé y sin apenas darme cuenta me quedé dormida.

[1 hora y media después...]

Me desperté sobresaltada por el ruido de los altavoces. El piloto estaba informando que ibamos a aterrizar. Miré mi móvil, las 10. Me volví a guardar el móvil y comencé a desperezarme y a espabilarme.

El avión aterrizó y cogí mi equipaje de mano y bajé. Como no sabía a donde iba comencé a seguir a la gente que iba e el mismo avión que yo porque sino la llevaba clara... Llegamos a las típicas cintas donde aparecen las maletas y comenzaron a salir maletas y maletas. Y allí estaba la mía, menos mal, porque temía a que me la hubieran perdido.

Volví a seguir a la gente para salir del aeropuerto. Mientras seguía a aquellas personas llamé a Magí, porque no tenía ni absoluta de donde tenía que ir. No me había dado ni dirección ni nada de donde iba a vivir... Mi móvil empezó a sonar... Pí... Pí... Pí...

-¡Hola María! -me dijo Magí muy contento- ¿Ya estas allí?
-Sí, ya he cogido mi maleta y todo y ya estoy saliendo del aeropuerto. ¿Me puedes decir ya a donde tengo que ir?
-Ah, tú tranquila por eso, no te preocupes por la dirección -me dijo el tranquilamente-
-Pero...
-María estoy muy ocupado ahora mismo, te tengo que dejar, ya sabes lo liado que estoy con esto de My Camp... así que si tienes algún problema o necesitas algo ya sabes donde llamarme. Un beso.
-Pero...

Cuando quise darme cuenta Magí ya me había colgado. ¿Pero cómo que no me preocupe? ¿Este hombre era tonto? ¿Cómo no me voy a preocupar? Empecé a ponerme nerviosa y aceleré el ritmo para salir cuanto antes de allí. Salí del aeropuerto y justo en la puerta me encontré a un hombre con un letrero con mi nombre y apellidos... Ahora entendía todo... Maldito Magí.

Me acerqué a él.

-¿Señorita María?
-Sí soy yo.
-Permítame -el hombre cogió mi equipaje muy amablemente.
-No, la guitarra ya la llevo yo. No se preocupe.
-Lo que usted quiera. Sígame, su coche la está esperando.

El hombre comenzó a andar y yo me quedé allí parada de piedra sin asimilar nada. Cuando me quise dar cuenta el hombre estaba ya bastante lejos, así que me tocó correr un poquito hasta alcanzarlo. Llegamos a un coche negro metalizado muy bonito, parecía de una artista de cine o algo parecido. El hombre metió mi equipaje en el maletero y me abrió la puerta para que entrara.

Me subí al coche y el hombre también. Sin mediar palabra arrancó y comenzó a conducir. La verdad es que todo esto me tenía intrigada, miraba por la ventana y solo veía árboles y más árboles... así que no pude evitar preguntarle a aquel hombre.

-Perdone señor, ¿a dónde vamos?
-A su nuevo hogar señorita María -me dijo sonriéndome desde el espejo retrovisor- Y llámeme usted Kevin.
-Ah vale... Kevin... Lo siento es que ando bastante perdida...
-Usted tranquila, le va a encantar el sitio.

Me eché para atrás en el asiento y me tranquilicé un poquito y me puse a contemplar el paisaje. Era todo tan bonito y tan verde. Pero no entendía nada, porque pensaba que iba a vivir en la ciudad, y esto no tenía mucha pinta de que fueramos a la ciudad.

Pasaron apenas 10 minutos...

-Ya hemos llegado.

Miré por la ventana delantera del conductor y tan solo veía unos portones muy grandes. Kevin bajó la ventanilla y tocó a un timbre.

-¿Quién es? -dijo una voz saliendo del timbre.
-Kevin.

Automáticamente la puerta se abrió y mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. Una casa inmensa de piedra, súper bonita. Kevin aparcó el coche junto a otro que había en la puerta rojo. Yo asombrada no le quitaba ojo a la casa y ni me di cuenta que Kevin ya había bajado del coche y me había abierto ya la puerta para que bajara.







-Guau... -dije bajando del coche.
-Bonita, ¿verdad?
-Esto... esto debe de ser un error...
-No, María, no es ningún error -dijo una voz que venía desde la puerta de la casa. Me giré y allí había una chica más o menos de mi edad, un par de años mayor que yo. Rubia, estura media y muy guapa.- Encantada, yo soy Emily, tu nueva compañera de piso.
-Bueno... esto de piso no tiene nada, mejor dicho mansión -Kevin y Emily se echaron a reír ante mi comentario.
-Vamos pasa y te enseño la casa, Kevin se encarga de tu equipaje.

Emily y yo pasamos a la casa. Si ya me había quedado flipando con tan solo verla por fuera, imaginaros como me quedé cuando la vi por dentro. No paraba de mirar todo con la boca abierta y los ojos como platos. No me lo podía creer. Emily me enseño la planta baja, que se componía de un salón inmenso, una cocina y un baño, ambos también muy grandes.

Subimos las escaleras, que eran preciosas,  parecían de cuento de hadas. Y llegamos al primer piso. El primer piso se componía de tres habitaciones con sus respectivos baños. Una era la habitación de Emily.

-Esta es mi habitación -abrió una de las puertas y entramos.
-Esto es una pasada, que bonita...
-Las otras dos habitaciones son de mis padres, y la otra de mi hermano - me dijo sonriendo.
-Ah pensaba...
-Sí, sí, tranquila -dijo antes de que llegara a decir nada- Vivo yo sola aquí, mis padres y mi hermano viven en nuestro piso de la ciudad. Yo me mudé a nuestra casa de campo para estar más tranquila. Ven sígueme.

Salimos de su habitación y subimos otro piso más, aunque esto más que otro piso era como una guardilla. Pero era preciosa...

-Y esta es tu habitación, ¿te gusta? -me dijo dando saltitos de emoción.
-Me... ¡Me encanta! Es preciosa... -dije alucinando y sin poder creermelo...- ¿Pero esto es real o estoy soñando?
-Jajajajaja, es real.¿Entonces de verdad que te ha gustado? Tenía miedo de que no te gustara como la había decorado...
-Pues has dado en el clavo me encanta -dije mientras me daba una vuelta por todo y miraba todo detalladamente.




Era todo tan bonito... Me quedé mirando una pared llena de fotos. No podía creérmelo, eran fotos mías con los chicos, con mis amigas...


-¿Y... y esto? -dije asombrada.
-¡Ah! Esto fue idea de Magí. Me mando todas estas fotos y me dijo que lo decorara como quisiera para que te sintieras como en casa -me dijo mientras contemplaba una foto donde estaba con Blas...
-Pues me encanta... -dije mientras se me caían un par de lágrimas.
-Ohh... ven aquí anda -dijo mientras me cogía y me daba un abrazo. La verdad es que sentía que me iba a llevar genial con Emily, se la veía que era un cielo de chica.
-Señoritas, aquí esta el equipaje -dijo Kevin mientras dejaba todas mis cosas en la habitación.
-Muchas gracias Kevin -dije sonriéndole. Kevin me devolvió aquella sonrisa.
-Bueno, vamos Kevin, dejémosle un poco de intimidad para que guarde todo su equipaje. Por cierto, bienvenida a casa.

Ambos me sonrieron y bajaron las escaleras dejándome allí sola, allí... en mi nueva habitación. Cogí mi maleta y coloqué toda la ropa que me había llevado, aún tenía que esperar a que mi madre me mandara el resto de mis cosas, ya que tenía todo en Albacete... solo esperaba que no tardara mucho en enviármelo. Cuando terminé de colocar mi ropa cogí la guitarra de Álvaro y la coloqué al lado de la cama... allí estaría bien.

Me tumbé panza arriba en la cama y pensé que lo mejor era que me diera una ducha antes de que me diera pereza. Cogí unos shorts y una camiseta para estar cómoda por casa y entré al baño. Dejé la ropa en el lavabo y me hice una coleta antes de entrar a la ducha. Me quité la ropa y cuando me quité los pantalones me di cuenta que llevaba algo en el bolsillo trasero. Era un papelito. Lo abrí. Había sido Álvaro, me había dejado su número... que chico este. Salí del baño y dejé el número en la mesita de noche y volví a entrar al baño. Me di una ducha tranquilamente, salí y me vestí dejándome la coleta. Cogí mi ropa sucia y fui a bajar para preguntar a Emily, pero vi una cesta donde ponía ropa sucia, así que la metí allí.

Bajé a la cocina y allí estaba Emily sentada encima de la encimera.

-Hola compi -me dijo ella muy contenta- Anda, veo que te has dado una ducha. Por cierto, no te preocupes por la ropa sucia, ¿has visto la cestita?
-Sí, allí he dejado la ropa.
-Vale, pues tranquila que Dakota la lavará cuando ponga la lavadora.
-¿Dakota?
-Sí, la asistenta de casa -me quedé asombrada... y Emily se echó a reír.- ¿Tienes hambre?
-Sí la verdad es que un poquito sí.
-He preparado tortitas con chocolate y fresas, ¿te gustan?
-¿Que si me gustan? -fui casi corriendo a sentarme a la mesa a comerme mi plato, lo que hizo que Emily se echara a reír de nuevo.

Mientras me comía el plato que me había preparado y hablábamos para conocernos mejor yo oí muchos ruidos que venían del salón, pero no le di mucha importancia pensando que era Dakota o no sé... pero me equivocaba...

-¡EMILYYY! ¿Venís ya o qué?
-¡SIIIII! ¡YA VAMOS IMPACIENTE! -yo no entendía nada. Emily me cogió y me llevó corriendo al salón. Y al llegar allí me encontré con un chico guapísimo... rubio, alto, ojos azules, y estaba en forma...
-Mira María este es Jason.
-En... encantada -dije mientras me quedaba embobada mirándolo.
-Te daría dos besos, pero con la boca llena de chocolate prefiero no hacerlo... -dijo Jason riéndose. Joder... puta vergüenza, con las prisas no me había dado tiempo a limpiarme la boca. Corriendo me limpie con la servilleta que gracias a dios llevaba en la mano.
-No te metas con ella -le dijo Emily.
-No me estoy metiendo con ella -me miró de nuevo- Ahora si que puedo darle ya dos besos -se me acercó y me dio dos besos- Encantado.

Los dos se sentaron juntos en el sofá y yo me senté al lado de Emily. No hacían nada más que picarse y parecía que tonteaban así que pensé que Jason era su novio. No me sentía muy cómoda allí... me sentía como si fuera la sujetavelas y que les estaba cortando el rollo porque el tiempo que llevaba yo allí no se habían dado tan solo un beso. así que me levanté bruscamente de golpe.

-Bueno... creo que mejor me voy arriba...
-¿Por? -me dijo Emily.
-Bueno... esto... -me eché la mano a la cabeza- creo que... os estoy rompiendo el rollo un poco - Emily y Jason se miraron y empezaron a descojonarse, incluso empezaron a llorar de la risa.
-¿De verdad pensabas que este idiota de aquí era mi novio? -yo no entendía nada- Joder María no tengo tan mal gusto -dijo mientras seguía riéndose.
-Oye perdona, que más quisieras tu tener un novio como yo -le dijo Jason con cara de asco.
-Jason y yo somos hermanos, María -mi cara en ese momento debía de ser un poema.
-Perdón... - me volví a sentar en el sofá- Madre mía... que vergüenza... -los dos continuaban riéndose.
-No pasa nada. Y ahora te puedes quedar tranquilamente viendo la tele con nosotros que no cortas ningún rollo.

Nos quedamos allí los tres viendo la tele. De repente oí que mi móvil estaba sonando.

-¡Mierda! Se me ha olvidado llamar a mis padres. Ahora vuelvo.

Subí a mi habitación le mandé un whatsapp a mi padre para que se conectarán a Skype y fui corriendo a por mi portátil para hablar con ellos. Les hice un tour por toda la habitación y quedaron igual de alucinados que yo la primera vez que la vi, ya poco a poco me iba acostumbrando a ella. Estuve hablando con ellos un rato y apareció Emily en mi habitación se la presenté a mis padres y me despedí de ellos.

-Venía para decirte que se me había olvidado que he quedado con unos amigos para comer y tengo que irme ya, ¿quieres venir?
-La verdad es que no creo que me sienta muy cómoda, creo que prefiero quedarme hoy en casa.
-Bueno, esta vez te la dejo pasar, pero a la próxima te vienes.

Bajamos abajo al salón y allí estaba Jason todavía en el sofá pero ahora estaba tumbado. Emily se despidió de nosotros y se fue en su coche rojo.

-Vaya, pensaba que tú también te ibas a comer con ellos -me dijo Jason.
-No, no creo que me sintiera muy cómoda hoy conociendo gente nueva, creo que por hoy ya ha sido suficiente jajajaja.
-Bueno, pues entonces me quedo aquí a comer contigo, ¿quieres que pidamos unas pizzas?
-Vale, me parece perfecto, estoy hambrienta -le dije sonriendo.

Jason cogió el teléfono y llamó para pedir unas pizzas. A la media hora ya estaban en casa. Comimos los dos juntos mientras veíamos una peli y nos conociamos. La verdad es que era un encanto de chico. Los dos teníamos la misma edad, y los dos íbamos a empezar a estudiar lo mismo en la misma universidad, así que quedamos para ir juntos el primer día. Nos pasamos todo el día juntos. Al llegar la noche Jason volvió a su casa de la ciudad donde vivía con sus padres, y yo me fui a descansar a mi habitación ya que había sido un día bastante agotador tanto como emocionante.

[Continuará...]








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